Escribi esto hace exactamente dos años, y como sigue vigente, lo comparto nuevamente.
Ya alguna vez escribí, que uno de mis deseos más fervientes es que en 100 años, México deje de existir.
Que
las fronteras y todo límite que el hombre ha creado sobre la tierra,
desaparezca. Sí, pueden, y deben, seguir existiendo entidades
administrativas territoriales, pero éstas deben de unirnos como parte de
un todo, no separarnos. Que cada una de dichas entidades sea
autosuficiente, que sea capaz de preservar tradiciones e idiosincrasias
de cara a la modernidad, sin que un pueblo envidie a otro o quiera
subyugarlo, y que, si alguien quiera desplazarse y cambiar su
residencia, lo haga por gusto, no por necesidad o persecución. Ubi bene ibi patria.
Fiestas
nacionales. Cada una de las fiestas nacionales institucionalizadas hoy han devenido en pachanga, un motivo para embriagarse y olvidar al
menos por un momento lo nefasta que es nuestra realidad diaria. Es
mediante el conocimiento pleno de los hechos y situaciones que
originaron los eventos históricos que engendran tales festividades, y
mediante una existencia digna, participativa y crítica que realmente
lograremos honrar la memoria de dichos eventos. No se puede estar en
contra de la alegría de un festejo, pero no hay festejo más sincero que
aquel que emana del conocimiento de causa.
"Vivan los
héroes que nos dieron patria" será una de las muchas frases
repetidas hasta el cansancio. Cada uno de los próceres de cada una de
las justas históricas puede ser rebatido según sea su afinidad
ideológica. Sin duda existieron personajes que dieron pie a los hechos
históricos y que deben ser valorados, pero no es a ellos a quien dirijo
honores, sino a esos que crearon corrientes de pensamiento y guiaron a
las individuos, y los propios individuos, a todos y cada uno de esos
personajes anónimos que dieron su vida por su gente o por el suelo que
pisaban, más que por una bandera o una ideología, todos y cada uno de
esos héroes anónimos también nos dieron patria.
No se
hace patria embriagándose hasta altas horas de la noche, se hace patria
levantándose cada mañana para buscar el sustento de los suyos y de sí
mismo de manera honrada; no se hace patria repitiendo frases y nombres
que vienen en los libros de historia, se hace patria conociendo los
eventos que originaron revoluciones, y trabajando para que estos nunca
vuelvan a repetirse; no se hace patria llevando un sombrero, una
bandera, o el rostro pintado de colores, se hace patria llevando la
frente en algo, con el conocimiento que se labora de manera digna; no
se hace patria pidiendo la muerte de los que son nuestros enemigos, se
hace patria ofreciendo el sudor, la sangre y el sacrificio por nuestros
seres queridos; no se hace patria votando cada cierto número de años
por los candidatos que una élite nos ofrece, se hace patria uniéndonos
como comunidad para exigir de manera conjunta nuestros derechos; no se
hace patria buscando la excepción que nos dé privilegios, si no
cumpliendo nuestras obligaciones y exigiendo que quienes ostenten los
cargos públicos lo hagan también.
No, no les quito el
derecho a festejar, nadie puede ni debe hacerlo. Mas aún, los conmino a
ello, recuerden que para que fuera posible este festejo, sus ancestros
derramaron sangre, sudor y lágrimas, hagan que su festejo sea digno de
ellos. Somos el eslabón más reciente de una larga cadena de
triunfadores y supervivientes, de héroes, honremos su memoria con
nuestro esfuerzo presente.
Viva México, viva su gente, viva la humanidad, viva el amor, y viva la vida, todos somos parte de una nación global.
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